“El trabajar a domicilio en algún momento favoreció, pero eran pocas las clientas que solicitaban el servicio, pues la mayoría de ellas trabaja en alguna dependencia de gobierno o estaban al cuidado de personas de la tercera edad y decidían no agendar cita”.
Ely, estilista profesional comentó que durante los cinco meses que va de la contingencia sanitaria, su situación laboral atravesó por una mala racha, ya que sus clientas, tuvieron que resguardarse para evitar el contagio del coronavirus.
En otras ocasiones, dijo, también hacíamos las veces de psicólogo dando acompañamiento a nuestras clientes, pues muchas de ellas entraban en pánico y las ayudábamos a tranquilizarse haciéndoles ver que todo esto pasaría en algún momento.
“El platicar con ellas -en el momento que se les brindaba el servicio o cuando agendaban cita- fue de suma importancia, pues les recomendábamos que siguieran las medidas sanitarias necesarias y se quedarán en casa lo más posible”.
Ely manifiesta que en algún momento de la contingencia y que tenía que salir a realizar su trabajo, tuvo miedo ya que podía contagiarse y llevarlo a su casa, sin embargo, fue necesario –como todos- adaptarse y seguir las medidas sanitarias, cargar con gel antibacterial, usar en todo momento cubrebocas y reforzar la sanitización de sus herramientas de trabajo de manera más minuciosa.
La estilista comentó que una vez que se dio paso a la nueva normalidad, las medidas sanitarias aplicadas en cada uno de los domicilios ahora son más estrictas, pues los clientes desean el servicio, pero sin correr riesgo.
“Y eso de alguna forma también lo agradecemos, porque como trabajadores también necesitamos que exista seguridad sanitaria para nosotros y quienes requieren el servicio”.