La catarsis que vive Estados Unidos en torno al racismo que ha marcado su historia ha sacudido también al Pentágono. El secretario de Defensa, Mark Esper, ha publicado este viernes unas nuevas directrices que, de facto, prohíben la bandera de batalla de la América confederada en sus instalaciones. Se conoce como Confederación o Estados Confederados de América al grupo de once Estados sureños que en la Guerra Civil lucharon por el mantenimiento de la esclavitud y que entre 1861 y 1865 se erigieron en un Gobierno alternativo no reconocido, por eso se le conoce también como la Guerra de Secesión. Este julio de 2020, tras una ola de movilizaciones contra el racismo que no se veía en al menos medio siglo, las bases militares se disponen a enterrar ese símbolo.
“Las banderas que icemos deben concordar con los imperativos militares de buen orden y disciplina, tratando a todo el mundo con dignidad y respeto, y rechazando los símbolos divisivos”, señala el jefe del Pentágono en el memorando explicativo de este nuevo marco. Esper no menciona la bandera confederada en las normas o su declaración, pero la excluye de las permitidas.
La medida abre un potencial nuevo frente entre Mark Esper y Donald Trump. El presidente ha defendido la exhibición de la bandera confederada como ejercicio de libertad de expresión y ha rechazado el movimiento de protesta contra los monumentos a las figuras de la América esclavista o colonial, convirtiéndolo, de hecho, en una nueva bandera electoral de cara a las presidenciales de noviembre. Así lo mostró en su acalorado discurso en la víspera del 4 de julio, día de la Independencia, en el simbólico Monte Rushmore, en el Estado de Dakota del Norte. Horas después de hacerse pública la nueva directriz, no obstante, el republicano no se había pronunciado al respecto.