Criaturas que surgen de la imaginación del artesano y se alimentan de
sentimientos populares como rechazo y repulsión hacia figuras públicas, dan
vida a los Judas, creaciones que poco a poco nacen en diferentes lugares para
cumplir su misión: ser destruidos en la tradicional Quema de Judas, el Sábado
de Gloria.
Ubicado en el oriente del Valle de Toluca, San Mateo Tlalchichilpan es uno de
los poblados de Almoloya de Juárez que, por su vocación pirotécnica, produce la
mayor cantidad de piezas para esta fecha y en particular para el Concurso de
Judas, certamen mediante el cual el artista plástico Luis Nishizawa rescató
esta tradición, hace ya 25 años.
Oriundo de este lugar, Víctor López González ha participado por casi dos
décadas en este certamen, organizado por el Gobierno del Estado de México,
encabezado por Alfredo Del Mazo Maza, a través de la Secretaría de Cultura
estatal, y cada año lleva con gran orgullo su respectiva pieza al Museo-Taller
Nishizawa.
“A esta actividad nos dedicamos desde hace unos 18 años, yo fui trabajador de
los pirotécnicos y yo veía que llegaban las personas del Museo a invitarlos y
me llamó la atención de empezar a participar y pues se llegó el momento en que
pues voy a animarme a hacer un Judas y a ver cómo nos va.
“Mi primer Judas fue “El Decapitador”, un diablo. Yo traté de iniciar por mí
mismo, aprendiendo a trabajar en los amarres en cómo se elabora, por ejemplo
cuando se hacen unas ruedas, se empieza a aprender a hacer amarres, entonces de
ahí, ya en adelante empezar a hacer las figuras, darles forma para poder hacer
ahora sí la figura que nos mandan a hacer. Trata uno de hacer lo mejor que se puede”.
A partir de ese concurso, Víctor decidió trabajar por su cuenta dentro de la
industria de la pirotecnia, pero especializándose en las figuras creadas con la
técnica tradicional de la estructura elaborada con carrizo de cañaveral, hilo
cáñamo, papel periódico, engrudo y pintura acrílica.
La trascendencia de esta decisión lo llevó a ser reconocido como uno de los
juderos más famosos de San Mateo Tlalchichilpan y además iniciar una tradición
familiar ya que actualmente sus piezas compiten con las que crean sus hijos y,
próximamente, con seguridad sus nietos.
Ya sean figuras monumentales para carnaval, Judas, piezas especiales o los
diferentes tamaños de los tradicionales toritos, las creaciones efímeras de
Víctor López González han estado presentes en cientos de fiestas populares del
estado y en otras entidades como la Ciudad de México, Michoacán, Durango y San
Luis Potosí, por mencionar algunos.
Consciente de que el objetivo primordial de sus Judas es ser destruidos y con
ellos los males que representan, la satisfacción de Víctor radica en ver a las
personas que acuden a la exposición del Concurso de Judas que este año, por
remodelación del Museo-Taller Nishizawa, se llevará a cabo en el Museo del
Alfeñique a partir del 30 de marzo, para admirar las piezas y en particular la
suya y tomarse fotografías con ella.
Con los comentarios que hacen los asistentes y sobre todo, ver la reacción de
gusto que provocan las explosiones de pirotecnia con que son destruidas en la
Quema Judas que se realiza el Sábado de Gloria a las 12:00 horas en la Plaza de
Los Mártires.
“La gente que llega de muchos lados a ver la quema se va muy contenta, me ha
tocado ver cuando ya van saliendo las personas “no pues mira estuvo
buenísimo” y cuando toca que sea uno de nosotros pues nos quedamos
contentos”.
Víctor es muy claro en señalar que es el reconocimiento popular, más que los
estímulos económicos, el elemento que nutre y motiva a los juderos para
continuar con esta asombrosa manifestación de la cultura popular en el Estado
de México.