Con larga ovación de pie, el público recibió al primer y más grande “influencer” de todos los tiempos. Es Jesucristo Súper Estrella, que con un gran despliegue de tecnología, sorprendentes efectos especiales en 3D, videomapping, música y actuaciones llega a México por quinta ocasión.
Es la ópera rock que con música de Andrew Lloyd Webber y letras de Tim Rice, hace una adaptación libre del Evangelio para desarrollar los últimos siete días en la vida de Jesús de Nazaret en la ciudad de Jerusalén.
Pero es una Jerusalén de los tiempos modernos, de las grandes urbes, con sus rascacielos y el estrés cotidiano. Una ciudad en apocalipsis a la que “le hacía falta Jesús” para renovarse, para luchar en el día a día y salir adelante.
Jesucristo Súper Estrella es un espectáculo que se concentra en la psicología de Jesús, en su predicación del bien ante el mal y defendiendo aquello de que “El poder del amor, derrota el amor por el poder».
La historia está narrada desde el ángulo del discípulo Judas Iscariote, a quien presenta como la figura trágica y descontenta con respecto a la dirección que, entre el pueblo, ha tomado la doctrina de su maestro Jesús. Es el planteamiento de un enfrentamiento político y personal entre los contrarios.
Son los anacronismos intencionados, pero también una crítica a las modas de la vida moderna. Es el musical que, a los pocos días de haberse estrenado en Broadway, en 1971, fue condenado por grupos religiosos que organizaron protestas a la puerta del Mark Hellinger Theatre.
En aquel tiempo, su autor Tim Rice decía que la historia no mostraba a Jesús como un Dios, sino como “un hombre que estuvo en el lugar adecuado en el momento oportuno”, por lo que algunos cristianos lo interpretaron como una blasfemia.
Hoy Jesucristo Súper Estrella se muestra en una época de apertura mental, pero no por ello deja de juzgarse y se hace no a través de grupos de revuelta, sino mediante las redes sociales con sus “likes” y sus “Me encanta”.
Es un Jesús que aparece en las revistas de «glamour», en las portadas de los periódicos y él que acapara los titulares en los noticiarios con los periodistas Paola Rojas y Lalo Salazar comentando los pormenores.
Esto último ocurre, sobre todo, cuando después de predicar en busca del bien, Jesús celebra la Última Cena con sus discípulos y les revela que alguno de ellos lo traicionará.
Es el “Beso de Judas” el que lo entrega y deriva en un tremendo escándalo que paraliza a la sociedad cuando los medios de comunicación y la actual “Santa Inquisición” de las redes sociales, anuncien que fue arrestado.
Vendrá el juicio del pueblo, de Herodes y de Poncio Pilatos. Suceden los 39 azotes, la corona de espinas y la inevitable crucifixión que mantiene en absoluto silencio a los espectadores. Es el momento de mayor impacto y el más conmovedor. Esta vez, no hay resurrección.
Beto Cuevas convence en el papel de Jesucristo, logrando emocionar con la armonía de su voz y su alcance en los agudos sobre todo en el momento cumbre de “Getsemaní”. Mención aparte merece Erik Rubín, quien da vida, por segunda ocasión a lo largo de su carrera, a Judas Iscariote.
Aunque al inicio de la puesta se le nota nervioso y contenido, conforme avanza la trama el ex-Timbiriche muestra con creces las tablas acumuladas como actor y cantante, lo mismo que Kalimba, quien en la interpretación del número musical Simón se podera del escenario y logra la primera gran ovación del público. Hashtag “#Kalimba para Yisus”, opinan algunos.
María José, en su interpretación de “María Magdalena”, fascina con su voz, pero también le da otro rostro a quien ha sido la mujer más juzgada en la historia de la humanidad. ¿Era prostituta o no? Ella dice que en la Biblia no hay nada comprobado y la defiende.
Entre lo que es y no, la cantante logra poner la piel chinita cuando le toca la oportunidad de entregar los temas Yo no sé cómo amarlo y Sueño con volver a verte, algunos de los más emblemáticos de esta ópera rock.
Leonardo de Lozanne es Poncio Pilatos. Aunque la carrera del vocalista de la banda Fobia no ha destacado precisamente como actor, él hace su mejor esfuerzo, lo mismo que Yahir, de quien como Pedro se esperaba una mayor presencia, pero termina siendo la cabeza de un extraordinario ensamble que saca la casta ante una pequeña falla en el audio.
Enrique Guzmán aparece una sola vez y encarnando a Herodes, pero es suficiente para conquistar a la audiencia. Es el artista de una gran trayectoria plantado en el escenario a través de un personaje con toque de comedia que traslada quizá a una Jaula de las locas o a un Mauricio Garcés.
Con diversos y soprendentes paisajes escenográficos, con una escena de lluvia que impacta y mucho más, Jesucristo Súper Estrella está de regreso. De nueva cuenta es la adaptación al libreto de Julissa, quien en 1975 presentó la obra en México en el Teatro Ferrocarrilero de esta ciudad. En ese entonces la protagonizaron Enrique del Olmo (