Una vez que dio inicio la apertura de negocios a la nueva normalidad en el Estado de México aun en semáforo rojo -debido a la pandemia por COVID-19- el 80 por ciento de las unidades económicas tienen problemas financieros en mayor o menor grado, y su destino dependerá del consumo y de los apoyos que están esperando.
Laura González Hernández, presidenta del Consejo Coordinador Empresarial del Estado de México refirió que son alrededor de 621 mil unidades económicas las que pueden abrir sus puertas al público aplicando medidas de higiene y sana distancia, de las cuales, un promedio del 15 por ciento -poco más de 100 mil empresas- no podrán hacerlo en estas fechas por falta de recursos y si lo hacen, tal vez venderían lo que les quedo de inventario previo a la pandemia.
“La recuperación no será rápida, pedimos al gobierno en todos sus niveles no ser indiferentes a los problemas económicos y que se atienda esta situación como prioritaria en su agenda de trabajo, ya que enfrentamos el mayor reto en materia económica de los tiempos recientes”.
La presidente del CCEM agregó que los empresarios no están dispuestos a tolerar cualquier tipo de obstrucción a la inversión y generación de empleo del gobierno ante esta crisis económica que podría detonar en una crisis social, por ello, enfatizó en la importancia de reactivar las actividades impulsando el consumo local tripartita: ciudadanos, empresas y gobierno.
Cabe mencionar que entre los negocios que abrían sus puertas fueron los restaurantes con el 30 por ciento de capacidad, si es un espacio cerrado y hasta 40 por ciento si cuenta con espacios al aire libre.
En conferencia virtual Mauricio Massud, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera (Canirac), dijo que después de más de 115 días de haber cerrado las puertas al público, debido a la pandemia por COVID-19, empresas afiliadas al gremio volvieron a la actividad pero con algunas recomendaciones.
Precisó que más de 70 mil unidades económicas del sector restaurantero reabrieron sus puertas, y deberán operar de manera segura, por lo que se acordó un protocolo denominado “Mesa Segura”, donde el personal que atienda las mesas debe de cuidar las medidas de higiene, usar cubrebocas, caretas, guantes, así como separar las mesas 1.5 metros para contar con una sana distancia.
En cuanto al cliente, éste también debe de cumplir con una serie de protocolos para que pueda ingresar a un restaurante como: usar cubrebocas obligatoriamente al entrar y salir del establecimiento; permitir al personal que le tome la temperatura y aplique gel antibacterial; respetar la sana distancia, así como el número de sillas por mesa; no fumar; si sus acompañantes pertenecen a los grupos de riesgo (niños, adultos mayores, embarazadas) se le brindará el servicio solo para llevar; acudir al baño de forma individual; antes de ingerir alimentos, lavar las manos al menos por 20 segundos; usar menú digital para evitar contacto con superficies o productos; respetar zonas restringidas como área de niños y respetar las indicaciones de cada establecimiento.