Australia, Brasil y Japón se las arreglaron para ser unos tan malos como el otro y empataron en las nominaciones al Premio Fósil de la Red de Acción Climática (CAN por sus siglas en inglés), en el primer día de trabajos de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP25).
Los premios Fósil del día se presentaron por primera vez en las conversaciones sobre el clima en 1999, en Bonn, iniciadas por el Foro de ONG alemanas. Durante las negociaciones de las COP, los miembros de la CAN, votan por los países que consideran han hecho todo lo posible para bloquear el progreso en las negociaciones.
Australia
El primer ministro Scott Morrison disfruta un juego de cricket mientras arden los incendios en Australia. Como ha estado en llamas en las últimas semanas, con un frente de destrucción ígnea de seis mil kilómetros que destruye casas, bosques, hábitats y tierras de cultivo, los expertos conectaron los puntos con el cambio climático.
Quien no lo hizo fue el primer ministro Scott Morrison, quien en la radio nacional declaró que los incendios forestales de Australia no estaban relacionados con el cambio climático. Además, dijo que una mayor acción climática de su país no cambiará nada, a pesar de que Australia es el tercer exportador mundial de combustibles fósiles.
En lugar de tomar medidas responsables sobre el cambio climático, el Primer Ministro dejó en claro que enviaba sus pensamientos y oraciones a quienes sufrieron pérdidas. Olvídese de la acción climática, sólo pensamientos y oraciones.
Aún más, agregó combustible al fuego para despertar la ira de la gente. El mismo día en que los incendios destruyeron la vida de las personas, fue a un juego de cricket y tras posar felizmente con los jugadores, tuiteó: «Va a ser un gran verano de cricket, y para nuestros bomberos y comunidades afectadas por el fuego, estoy seguro nuestros muchachos les darán algo por lo que alegrarse «.
Brasil
Brasil culpa a las organizaciones No Gubernamentales (ONG) por la destrucción de la Amazonía.
Imagine la siguiente escena: un hombre con una pistola entra en un banco. Dice al gerente que está endeudado y exige le aumente su límite de crédito, porque solía ser un buen pagador. Esa escena se desarrolla ahora en la COP25. El desconcertado gerente es la comunidad internacional; el asaltante desesperado es Brasil, que llegó a Madrid exigiendo le pagaran por quemar la selva amazónica.
Brasil, el ex campeón climático que redujo las emisiones de la deforestación en un 80 por ciento en el pasado; el Brasil de samba, caipirinhas y diplomáticos inteligentes que negociaron acuerdos difíciles en anteriores COP, bajo el gobierno de extrema derecha de Jair Bolsonaro, le dice al mundo en Madrid que no negociará hasta que le paguen por arrojar más CO2 a la atmósfera.
Japón
El gobierno japonés recibió críticas masivas sobre su adicción al carbón y su política de expansión, y en el primer día de trabajos de la COP25, el ministro de Economía, Comercio e Industria, Hiroshi Kajiyama, ignoró por completo a la ciencia, al responder a una pregunta de los medios sobre la eliminación del carbón en Japón: dijo que él es inflexible y su país seguirá usándolo.
Kajiyama rechazó a la comunidad internacional y al Acuerdo de París, en una sola declaración. En lugar de mostrar un compromiso con el multilateralismo y el clima, Kajiyama reiteró su compromiso de destruir el planeta y poner a las personas en peligro.
Esos fueron los méritos de los tres países para obtener los premios fósil de la Red de Acción Climática, en el primer día de trabajos de la COP25 en Madrid.