La pandemia por COVID-19 ha impactado en la reducción del turismo religioso casi al cero en municipios como Malinalco y Ocuilán, pero al mismo tiempo ha desnudado la falta de cultura ambiental de los comerciantes y lugareños de Chalma, quienes generan montones de basura diariamente, además del crecimiento desmedido de perros callejeros.
En contraste el agua que brota del árbol más emblemático de Chalma el “Ahuehuete” y donde los peregrinos hacen paradas para bañarse y bailar, se puede observar cristalina, limpia, debido a que no hay tumultos de personas que la ensucien.
Las calles del Pueblo Mágico lucen desiertas, sin turistas nacionales y extranjeros, solo los lugareños que tratan de salir adelante ante la afectación que ha dejado el coronavirus.
Se pude observar gente que abre sus negocios para tratar de vender “algo” que los ayude a sobrevivir, sin embargo, en las arterias solo hay más perros callejeros que personas.
“Las ventas han bajado significativamente debido al confinamiento y el cierre de negocios no esenciales, pero de lago tenemos que vivir, por eso en la medida de lo posible trabajamos, pues hay compromisos que debemos cumplir como el pago de agua, luz y renta, las cuales, no han bajado ni disminuido”, dijo un comerciante.
En cuanto al “Ahuehuete” de Chalma, donde los católicos antes de arribar a la iglesia pasan a bañarse y a dar gracias a Dios por los favores recibidos, se puede ver que el manantial es cristalino, debido a que no hay visitantes que se introduzca y lo ensucien.
De igual forma la falta de limpieza por parte del municipio como de la misma población, así como de la contención del crecimiento desmedido de perros callejeros, da mala imagen de los municipios que por muchos años se han caracterizado por ser de los más limpios.