¿QUÉ ASPECTO TENÍA JESÚS?

Por Alexander Martínez.

El escritor inglés Herbert George Wells dijo una vez que “La grandeza del hombre se puede medir por lo que deja plantado para que se desarrolle, y si puso o no a pensar a otros en nuevas direcciones con un vigor que persistiera después de él. Si se aplica esta prueba, Jesús está en primer lugar”.

No se puede negar que Jesús ha sido uno de los humanos más influyentes de la historia, aunque muchos siguen dudando su existencia, historiadores como Tácito, Suetonio, Plinio el joven  y Flavio Josefo lo mencionan en algunas de sus obras. Pero no nos centraremos en eso el día de hoy, sino en otro tema igual de interesante: su apariencia.

Jesús de la divina misericordia por Eugenio Kazimirowski

La mayoría de las personas  suele imaginar a Jesús de acuerdo a la visión eurocéntrica: un hombre de tez clara, cabellos largos castaños o rubios , facciones finas y ojos de color. Sirva de ejemplo, el “Jesús de la Divina Misericordia”, también conocido erróneamente como “Sagrado corazón de Jesús”.  Esta obra, mal atribuida a Miguel Ángel Buonarroti, fue pintada en Lituania en 1934 por el pintor Eugenio Kazimirowski por encargo del clérigo Michał Sopoćko, pero dicha imagen dista mucho de la realidad.

Lo cierto, es que es difícil dar respuesta a esta incógnita de manera tajante, pues  nuestra principal fuente de información son los evangelios (Mateo, Marcos, Lucas y Juan), y en ellos jamás se menciona su apariencia, y más bien se centran en su labor.

Pero ¿qué hay de los historiadores laicos que sí lo mencionaron?  Una vez más, el testimonio de esos historiadores sobre la apariencia de Jesús también está marcado por distintos factores que nos ayudan a entender por qué  hay tantas diferencias en la iconografía que se puede encontrar alrededor del mundo.

El primer factor es la cultura del país en el que se realizó las obra. Resulta que al extenderse el cristianismo por el mundo, la iconografía utilizada se adaptaba a los rasgos comunes de los lugares a los que llegaba, por eso podemos ver a Jesús con tez blanca en Europa y otros lugares a donde llegaron los europeos, pero también podemos observar a Jesús con rasgos africanos en dicho continente, Etiopía por ejemplo, e incluso podemos encontrarnos a Jesús con ojos rasgados y ropa de seda en el oriente asiático. Así que recrear su fisionomía basándonos en la iconografía existente, no es útil para tener una imagen acertada de él.

Iconografía de Jesús de diferentes partes del mundo

Otro factor es la época en que se realizaron las pinturas; si la iconografía contemporánea o actual no sirve para crearnos una imagen realista de Jesús ¿qué hay de lo que se hizo durante los siglos inmediatamente posteriores a su paso por este mundo?

Hasta los tiempos del emperador Constantino (circa 280 – 337 E.C),  se solía representar a Jesús como un joven de cabello corto o largos rizos llamado «El Buen Pastor». Helen Gardner menciona en su libro “Art Through the Ages”: “El tema del Buen Pastor se remonta, por vía del arte griego arcaico, a Egipto, si bien se convierte en el símbolo del fiel protector de la grey cristiana”.

Con el transcurso del tiempo, la influencia pagana se agudizó aún más en la iconografía de Cristo, añade “Jesús podía identificarse fácilmente con los dioses conocidos del mundo mediterráneo, en particular con Helios, el dios sol, o, en su versión occidental romana, el Sol Invictus”, de ahí la costumbre de colocarle un halo a Jesús y a los demás “santos”.

Iconografía de Jesús entre el Imperio Romano y el imperio Bizantino

Pero la representación juvenil de Jesús no fue muy duradera. El historiador francés del siglo XIX Adolphe Napoleon Didron  comentó en su libro “Christian Iconography” lo que ocurrió: “La figura de Cristo, en sus inicios juvenil, envejece de siglo en siglo […] en consonancia con la mayor edad del cristianismo”; así que la imagen de Jesús, que envejeció con los años, representada en el arte sacro de los primeros siglos tampoco es útil para saber cuál era su apariencia.

Pero ¿qué hay del descubrimiento de un texto del siglo XIII que pretende ser una carta que dirige un tal Publio Léntulo al senado romano y contiene una descripción del físico de Jesús? En ella se lo describe así: tenía “cabellos color avellana claro, lisos hasta las orejas, luego rizados y con reflejos azulados y brillantes, sueltos sobre los hombros, y partidos en medio de la cabeza […], barba abundante, del mismo tono que el cabello, poco larga, y algún tanto partida en medio del mentón; […] con ojos verde […] claro”. ¿Será que podemos confiar la descripción de Léntulo?

Recuerda los dos factores antes mencionados, que se pueden resumir con la siguiente frase: “cada época creó el tipo de Cristo que deseaba”. Por eso, ¿cómo sabemos que la descripción de Publio Léntulo también es imaginaria?

Bueno, analicemos ahora algunas cosas que sí podemos encontrar sobre Jesús en la biblia.

Primero,  el imaginario colectivo suele pensar en un Jesús con cabellera larga porque después de todo era “el Nazareno” y la biblia menciona que si alguien decidía hacerle un voto por equis motivo a Jehová o Yavé, tenía  que abstenerse de vino y no estar cerca de cadáveres (Números 6:2-7), y se caracterizaba entre otras cosas por llevar el cabello largo; pero hay un pequeño detalle, esas personas eran “nazareos” que no es lo mismo que “nazarenos”. ¿En qué radica la diferencia? Que el nazareo era aquél que hacía un voto de nazareato, y el nazareno era alguien oriundo de Nazaret, una pequeña ciudad del distrito romano de Galilea.

Segundo, los romanos consideraban que a excepción de los filósofos, la apariencia aceptable para un hombre era que llevara la barba afeitada y el cabello corto. Por lo tanto, el ícono del buen pastor queda descartado. ¿La razón? Jesús al igual que los demás judíos de su época tenía barba, pues  entre los judíos, la barba era símbolo de dignidad y respetabilidad, por eso siempre procuraban  tenerla arreglada. Además de la barba bien recortada, seguramente también tenía el cabello limpio, peinado y recortado, ¿por qué cabello recortado? porque los únicos que podían dejarse el cabello largo, eran los nazareos, cosa que Jesús nunca fue de acuerdo con la biblia; además, Jesús profesó el Judaísmo, en el cual, tal como mencionó el apóstol Pablo quien fue fariseo (una de las sectas más estrictas del judaísmo) antes de convertirse en cristiano, el cabello largo “es una deshonra para el hombre…y una gloria para la mujer” (1 Corintios 11:14,15).

Tercero, de acuerdo con el relato bíblico de su aprensión en la noche del 14 del mes judío de Nisán del año 33 E.C. por lo visto no podían observarse grandes diferencias físicas entre Jesús y sus apóstoles, pues a la hora de traicionarlo, Judas Iscariote tuvo que dar una señal para que lo identificaran sus captores (el beso en la mejilla). Así que podemos concluir también que Jesús podía pasar inadvertido entre las multitudes, y de hecho así lo hizo al menos una vez, cuando viajó de incógnito desde Galilea hasta Jerusalén de acuerdo a lo registrado en Marcos 14:44 y Juan 7:10, 11.

Si el arte sacro, los escritos de Publio Léntulo o algún otro texto apócrifo y la misma biblia no nos ayudan a saber como era Jesús físicamente, ¿puede lograrlo la ciencia?.

Lo cierto es que con la tecnología actual, se han hecho intentos de descifrar este misterio, por ejemplo, en 2001 y 2018, la BBC realizó investigaciones para reconstruir la imagen de Jesús a partir de 3 cráneos del siglo I hallados en la región donde Jesús habría vivido utilizando modelado 3D. De acuerdo con su investigación, los esqueletos de judíos de esa época muestran que la altura promedio era de 1,60 m y que la mayoría de hombres pesaría aproximadamente 50 kilos.

Modelo 3D de Jesús por Cícero Morae/BBC Brasil

Pero, ¿qué tan exacto puede ser su modelo? Históricamente, el pueblo judío se ha caracterizado por ser hermético y no mezclarse con tanta frecuencia con otros pueblos, así que los rasgos físicos de su comunidad se mantienen bastante “puros” a comparación de otros linajes.

Facciones promedio de un rostro Israelí / World of Average Faces

En el año 2011, un proyecto llamado «World of Average Faces» mostraba los rasgos característicos en los rostros de los habitantes de cada país, y el de Israel difiere mucho de la recreación del  modelo 3D, pues los rasgos de Jesús pudieran ser muy similares a los actuales. Otro aspecto tiene que ver con la demografía de la nación de Jesús, Sergio De- llaPergola, uno de los principales especialistas en demografía judía, calcula que la población judía sumaba entre 4 y 5 millones en el siglo I d.C. Si alguna vez has estudiado estadística, seguramente sabes que hay un concepto conocido como “muestra poblacional”, pero ¿qué tan acertada puede ser una muestra de 3 cráneos entre una población de aproximadamente 2 millones de varones? Lo cierto es que aunque hicieron un buen esfuerzo, los resultados de los especialistas de la BBC no dejan de ser una especulación.

Al final, parece que este misterio no se podrá resolver hasta que alguien invente una máquina del tiempo y viaje al pasado a tomarle una fotografía, pero eso sí, sus enseñanzas no han dejado de ser útiles y prácticas para millones de personas aún después de los casi 2000 años que nos separan de su existencia.

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