Ya transcurrió una semana desde que los nuevos presidentes municipales tomaron posesión frente a las altas expectativas de cambio promovidas durante sus campañas. Los retos son enormes si se toma en cuenta que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador se comprometió a erradicar la corrupción y transformar al gobierno para brindar mejores condiciones de vida a los mexicanos.
Al respecto, el discurso de austeridad comenzó a consolidarse; sin embargo, algunos alcaldes aún se oponen a disminuir sus sueldos señalando que dicha acción debe ser avalada por todos los integrantes del cabildo, revelando con ello que no comparten la ideología de su líder. A nivel nacional, lo mismo ha ocurrido con diputados y senadores. Pero la molestia no se presenta sólo en el entorno más alto de la administración, ya que directores, coordinadores, asesores y consejeros también se han proclamado a favor de la no reducción de sus sueldos.
Por el contrario, el aumento de los salarios a la clase obrera se ha convertido en la mejor estrategia para recuperar la confianza ciudadana ante la nula posibilidad de reducir los costos de combustibles que tanto encumbraron los seguidores y candidatos emanados del partido político de Obrador en el 2018. Las exigencias de las familias mexicanas obligaron al gobierno a tomar medidas extraordinarias que aparentemente ya comenzaron a rendir frutos y se han reflejado en los bolsillos de quienes hasta diciembre del año pasado recibían menos de cien pesos por jornada laboral.
La Cuarta Transformación ya es una realidad pero también hay mucho que corregir. El desabasto de combustible suscitado en la primer semana del 2019 es reflejo de la lucha contra la ilegalidad. Como el mismo titular del Ejecutivo lo anunció, el gobierno pretende evitar el robo y comercialización de gasolinas a nivel nacional, pero para hacerlo se debe actuar mesuradamente; los golpes en contra de los huachicoleros deben ser certeros.
Las estrategias deben ser eficaces, nada puede fallar. Hoy el equipo de Obrador, sus alcaldes, diputados y senadores se enfrentan a lo que por tanto tiempo criticaron. El gran reto de los gobiernos es mantener el respaldo de los ciudadanos que les otorgaron su confianza. Las promesas de austeridad, cero corrupción, contratación de personal originario de los municipios gobernados y la intolerancia a los avidarores deben ser tajantes. La legitimidad del nuevo gobierno surgirá de una administración bien ejercida, de la legalidad, participación ciudadana y colaboración entre poderes.
¿Cuánto tiempo será necesario para lograr la estabilidad que requiere el país?