Por Alexander Martínez
A finales del siglo XVI, tras décadas de conquista y colonización, el imperio español asentaba progresivamente sus reales en el llamado virreinato de la Nueva España, el cual comprendía una vasta región geográfica que actualmente corresponde a la Republica Mexicana, los estados de California, Texas, Nuevo México, Arizona, Nevada, Florida, Utah y parte de Colorado, Oklahoma, Wyoming y Kansas (en Estados Unidos), y todo Centroamérica exceptuando Panamá.
Sin embargo, una difícil y precaria paz establecida con los indios nómadas y seminómadas del norte del virreinato, usualmente conocidos como chichimecas, convirtió en imperante para las autoridades españolas encontrar una solución al problema del poblamiento y colonización del vasto territorio nororiental. El rey Felipe II reconocía que la actitud hostil de los chichimecas hacía y causaba grandes daños, muertes y robos, destruyendo los pueblos de paz, las estancias de ganado y robando por los caminos a los viajeros.
Ante tal panorama, la corona española decidió invitar a sus antiguos aliados de la conquista, los tlaxcaltecas, para que en grupos de familias reforzaran las fundaciones españolas y, al mismo tiempo, con su ejemplo cristiano, difundieran sus virtudes cívicas, el apego al trabajo y animaran a los indios del norte del virreinato a asentarse también.
Esta relación entre españoles y tlaxcaltecas inició durante la conquista de Tenochtitlán, como sabes Hernán Cortés se alió con ellos para derrotar a los Aztecas, pero dicha alianza no terminó allí, la tarea de explorar todo el territorio que se abría ante sus ojos en el “nuevo mundo” era enorme, así que lo hizo acompañado de algunos guerreros tlaxcaltecas.
Una década después, otros expedicionarios españoles como Nuño de Guzmán y Pedro de Alvarado también se valieron de guerreros tlaxcaltecas que flanquearan y protegieran sus ejércitos. La participación de estos guerreros en la conquista quedó plasmada en el documento pictográfico conocido como Lienzo de Tlaxcala.
Pero el uso del pueblo tlaxcalteca no se limitó solo al territorio continental. Es un hecho poco conocido por la mayoría de las personas; pero una vez completada la conquista de México, y mas o menos pacificado el territorio, los españoles prosiguieron con su obsesión de encontrar una ruta a oriente que le permitiera a España obtener beneficios del mercado asiático.
No es que no existiera ya una ruta comercial con Asia, el problema era que se encontraba bajo monopolio portugués y tardaba mucho tiempo, la navegación para llevar especias y otros productos a Europa duraba cerca de 3 años y a grandes rasgos era de la siguiente manera: de la India, las Filipinas, las Islas Molucas (Indonesia) o cualquier lugar de especiería, se navegaba bordeando el continente asiático hasta llegar al cabo de Buena Esperanza al sur africano para después llegar a Europa.
Felipe II supuso que sería posible abordar esta ruta desde la Nueva España con una menor duración del viaje, ante eso, el virrey Luis de Velasco armó la expedición con Miguel López de Legazpi como capitán y con Andrés de Urdaneta como almirante dada su experiencia, cuando al mando de Juan Sebastián Elcano había visitados esos lugares y había permanecido 3 años prisionero de los portugueses que dominaban la zona.
Así, con madera extraída de los bosques de la Sierra de Quila en el actual estado de Jalisco, López de Legazpi armó su flota y zarpó de Barra de Navidad en 1563; los marinos eran casi en su totalidad indígenas Tlaxcaltecas y en menor cantidad de otras etnias.
Llegó a las Filipinas 3 meses después siendo recibido en una de las islas amistosamente (al parecer la isla de Cebú); una vez establecida una cabeza de playa en las Filipinas, lo que siguió fue la conquista de las islas.
El ejército hispano-indígena atacó la isla de Tusón y, al alcanzar su objetivo, fundó Manila la cual sería la capital de las Filipinas (se les nombró Filipinas en honor del Rey de España, Felipe II).
Hay muy poca información a partir de eso, no se conocen las campañas ni las islas, pero si se sabe el resultado; la pacificación del archipiélago duró 4 años y las Islas Filipinas fueron tomadas por la corona española, que las conservo hasta finales del siglo XIX.
Como puedes notar, no todas las civilizaciones americanas sufrieron la destrucción en la conquista; en el caso de los tlaxcaltecas, su buena relación con los colonos españoles, les permitió disfrutar de cierto grado de privilegios, además de participar en la conquista de territorios de ultramar y el establecimiento de varias comunidades en el noreste de la Nueva España.
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