En la entidad son más de 1.6 millones de adultos mayores que han pasado los 60 años, pero pocos llegan al siglo con la certeza de vivir una vida plena.
De acuerdo a las últimas cifras oficiales, suman poco más de mil 500 mexiquenses que tienen cien años, entre ellos se encuentra Francisca Iglesias Rebollar, que está dispuesta a vivir todos los años que la vida le preste.
Originaria de San José Villa de Allende, creció en una casa de adobe que compartía con sus padres y dos hermanas, inmueble que aún sobrevive y que recuerda perfectamente.
«Fui la más chica, la consentida», refiere con una sonrisa dibujada en el rostro, que a pesar de mostrar el paso de los años, también muestra la alegría de haberlos vivido a plenitud.
Su infancia no transcurrió entre muñecas, sino entre caballos y burros que aprendió a montar desde los seis años, lo cual le sirvió para apoyar a sus padres pastoreando las ovejas, esto no le dio la posibilidad de acudir a la escuela.
LA NIÑA DE PAPÁ
Sin hermanos, fue la niña de papá, la cómplice que hasta la pistola le escondía para que no la encontrarán los militares.
Siendo una menor de edad, se juntó con su primer pareja, con quien tuvieron un hijo que lamentablemente falleció siendo aún niño.
La vida la llevó por otros caminos, llegando así a trabajar en una dulcería en Toluca, en los Portales; por esas fechas conoció a quien sería su esposo por el resto de su vida.
Desde pequeña aprendió a trabajar y ganarse su dinero, «a mí nunca me faltó dinero, nada me falta a la fecha, no estoy atenida a nadie, tengo siempre para mi refresco».
Abuelita asegura que el dinero no la deslumbra porque desde niña trabajó, lo que no ocurre con las actuales generaciones que solo quieren ver que cogen, dice entre una carcajada.
Su eterna acompañante, la Virgen de Guadalupe siempre está pendiente de ella, al igual que sus hijas, con quienes vive desde hace años, aun cuando tiene su casa propia en el Coporo y sus terrenos en Valle de Bravo.
NO ESPERO QUE EL GOBIERNO ME REGALE DINERO
Orgullosa siempre de saber ganarse el dinero y de no carecer de cosas, recibe con un abrazo en su cumpleaños a sus familiares, en especial a sus nietas y bisnietos.
No espera que el gobierno le de dinero ni ha dependido de apoyos o beneficios sociales, y con gusto por la vida asegura que estará en esta tierra hasta que el Señor diga.
En la geografía estatal son poco más de 200 adultos mayores que viven en instituciones de asistencia privada, principalmente porque están sin familia o fueron olvidados por estos y dejados en el abandono.
Sin embargo, Francisca goza del cariño y cuidado de sus parientes, recordando en su sillón su vida, donde no faltaron los gustos por la bebida y cantar, lo que siempre la hizo feliz, por ello aseguró que siempre ha sido feliz y confía en que no será la última vez que la visite su servidor, con quien gustosa se tomarán unas copitas.