Por primera vez desde que arrancó la guerra en la franja de Gaza, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha regañado públicamente al primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, y ha abandonado su alineación total con las posiciones israelíes. En un acto privado en Washington, Biden ha advertido a Israel de que «está empezando a perder apoyos» internacionales tras más de dos meses de guerra que han dejado 18.000 muertos en la franja de Gaza. Asimismo, dijo que Netanyahu debería cambiar su gobierno de coalición con la extrema derecha, para alejarse de unos socios que se oponen a la solución de ambos estados.
Biden, más concretamente, criticó que Netanyahu líder «el gobierno más conservador de la historia de Israel» y consideró que esta coalición con la extrema derecha debería cambiar para poder llegar a una solución a largo plazo con los palestinos.
El propio Netanyahu había reconocido pocas horas antes, y también por primera vez, que había diferencias de posición entre Israel y Estados Unidos. En especial, ha explicado que difieren en la forma de ver lo que hay que hacer después de la guerra, ya que Israel todavía se niega rotundamente que Gaza sea gobernada por la Autoridad Nacional Palestina, la propuesta que más gusta en Washington y que la Unión Europea ya ha bendecido.
La alianza entre las dos potencias, pues, empieza a resquebrajarse. Y esto son, sobre todo, malas noticias para Tel Aviv: Washington es su gran aliado, quien más ayuda económica y militar le ofrece y quien, políticamente, más apoyo e influencia puede garantizarle cuando las cosas van mal dadas. Sin la Casa Blanca, Netanyahu quedaría desprotegido. Las matanzas de civiles en la Franja, víctimas de bombas israelíes, han tenido que ver: Biden ha perdido índices de popularidad por haber dado «apoyo total» a Israel. Muchos estadounidenses consideran que su gobierno es cómplice de las imágenes de muerte y horror que llegan desde el enclave palestino.
El papel de Washington en la ONU
Que Israel sería mucho más débil sin el cobijo de Estados Unidos volvió a demostrarse el pasado sábado. El gobierno estadounidense fue el único que votó en contra de un alto el fuego en la sesión del Consejo de Seguridad de la ONU. Se quedaron solos defendiendo los postulados israelíes ante los demás miembros del Consejo: todo lo demás votaron a favor excepto Reino Unido, que se abstuvo.
Este martes, de hecho, está previsto que la misma petición se lleve a la Asamblea de la ONU para su aprobación en resolución no vinculante. El texto presentado por una veintena de países y la Autoridad Nacional Palestina exige «un alto el fuego humanitario inmediato». También pide a ambas partes que cumplan con el derecho internacional y el respeto a la protección de los civiles, además de exigir también la liberación «inmediata e incondicional de todos los rehenes». De aprobarse, sería la segunda resolución que la asamblea ratifica para pedir un alto el fuego en Gaza. La anterior, que pedía una «tregua humanitaria inmediata, duradera y sostenida», se aprobó el 26 de octubre con 120 votos a favor, 14 en contra y 45 abstenciones.
Edificios dañados por las bombas israelíes en Gaza.
Edificios dañados por las bombas israelíes en Gaza. REUTERS
El nuevo texto, que se vota este martes en Nueva York, es mucho más corto y pide el cumplimiento del «derecho internacional humanitario». El propio alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, Volker Türk, admitió este martes que la situación en la franja de Gaza es «un fracaso en la aplicación del derecho internacional» y reclamó volver «a los fundamentos legales que la comunidad internacional adoptó después de la Segunda Guerra Mundial».