En la reunión llevada a cabo en el Kremlin con el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, el presidente Ruso, Vladimir Putin, admitió que la situación en la ciudad ucraniana de Mariúpol, en el Donbass, se ha recrudecido.
«Allí la situación es difícil y puede ser incluso trágica», dijo el mandatario, quien horas antes había negado ataques a la urbe tras denuncias de la parte ucraniana, que asegura que Moscú ha lanzado ataques aéreos y de artillería sobre la planta siderúrgica de Azovstal.
El presidente ruso, Vladimir Putin, a la izquierda, habla con el secretario general de la ONU, António Guterres, durante su reunión en el Kremlin, en Moscú, Rusia, el martes 26 de abril de 2022.
El presidente ruso, Vladimir Putin, a la izquierda, habla con el secretario general de la ONU, António Guterres, durante su reunión en el Kremlin, en Moscú, Rusia, el martes 26 de abril de 2022. © AP – Vladimir Astapkovich
El presidente ruso aseguró que había ordenado «no llevar a cabo ninguna acción de asalto» a la acería, que se ha convertido en el último resguardo de la resistencia y en la cual se calcula que se encuentran cerca de 1.000 civiles refugiados y un número indeterminado de combatientes.
El mandatario acordó «en principio» que la Naciones Unidas y el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) participen de la evacuación de civiles en la planta de Azovstal.
Putin ha asegurado a lo largo de la jornada que los combates en la ciudad portuaria han cesado. «Allí no hay acciones militares. Se han terminado», dijo, tras mencionar que casi 1.300 soldados ucranianos depusieron las armas. A la vez, llamó a los combatientes al interior de la acería a rendirse.
Por su parte, Guterres se mostró a favor de proporcionar ayuda de la ONU a los civiles de la ciudad, que lleva siendo asediada de forma brutal durante semanas.