Las medidas anunciadas el fin de semana para socavar el respaldo del banco central ruso a la divisa nacional parecen estar teniendo un impacto inmediato. Al imponer sanciones al banco central de Rusia, dijeron los expertos, los líderes europeos y estadounidenses han apuntado a la que podría ser una de las mayores debilidades del presidente Vladimir Putin: la divisa del país. Sigue aquí la cotización del rublo ruso frente al dólar.
El domingo, en las ciudades rusas, consumidores nerviosos empezaron a hacer fila frente a los cajeros automáticos con la esperanza de retirar sus depósitos bancarios y temor de que el efectivo se terminara. El pánico se propagó el lunes. Para intentar restablecer la calma, el Banco de Rusia publicó un aviso en su página de internet: “El volumen de billetes listo para llenar los cajeros automáticos es más que suficiente. Todos los fondos de los clientes en las cuentas bancarias están completamente protegidos y disponibles para todas las transacciones”.
Incluso antes de que se anunciaran las sanciones el fin de semana, el rublo se había debilitado. El lunes cayó aún más: en un momento determinado, el valor de un solo rublo cayó a menos de 9 centavos. Cuando el valor de cualquier divisa disminuye, más personas querrán deshacerse de ella e intercambiarla por una que no esté perdiendo valor, lo cual, a su vez, causa una mayor caída del valor.
Hoy en día, cuando el poder adquisitivo del rublo cae considerablemente, los consumidores en Rusia están encontrando que cada vez pueden comprar menos con su dinero. En términos reales, se han vuelven más pobres. Una inestabilidad económica así podría azuzar la insatisfacción popular e incluso ocasionar agitación.
“Si la gente confía en la moneda, el país existe”, dijo Michael S. Bernstam, un becario de investigación en la Institución Hoover de la Universidad de Stanford. “Si no, entonces se hace humo”.
Las sanciones dirigidas al sistema bancario se anunciaron durante un tenso fin de semana en el que Putin puso en un mayor nivel de alerta sus fuerzas nucleares. Estados Unidos, la Comisión Europea, Gran Bretaña y Canadá acordaron eliminar a algunos bancos rusos del sistema internacional de pagos conocido como SWIFT y restringir que el banco central de Rusia use su almacén de cientos de miles de millones de dólares en reservas internacionales para socavar las sanciones.
Golpe al corazón económico ruso
Lo que más ha llamado la atención ha sido la expulsión de los bancos del sistema SWIFT, pero las medidas que se tomaron en contra del banco central podrían ser más devastadoras. Ursula von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, dijo que iba a “congelar sus transacciones” y “hacer imposible que el banco central liquide sus activos”.
El lunes, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos detalló más el modo en que implementaría las sanciones e indicó que paralizaría los activos de Rusia en EE. UU. e impediría que los estadounidenses participen en transacciones con el banco central, el Fondo de Inversión Nacional de Rusia o el Ministerio de Finanzas de Rusia. Tal como se esperaba hay exenciones para las transacciones relacionadas con las exportaciones de energía de las que depende Europa.
“La medida respecto al banco central es absolutamente impactante en su redacción radical”, dijo Adam Tooze, director del Instituto Europeo de la Universidad de Columbia.
El lunes, el gobierno británico prohibió las transacciones con el banco central ruso, el ministerio de Exteriores y el fondo de inversión soberana.
Pero si los aliados fueran a imponer un freno total a la gran cantidad de dólares, euros, libras esterlinas y yenes propiedad de Rusia que se encuentran en bancos occidentales, eso podría devastar a la economía rusa y causar una inflación descontrolada y una grave recesión.
Activos rusos bajo las manos occidentales
Parte crucial de la medida para restringir al Banco de Rusia son las reservas de divisas extranjeras del banco. Estas son la gran cantidad de activos convertibles (monedas de otras naciones y oro) que Rusia ha acumulado, en gran parte con el dinero que gana vendiendo petróleo y gas a Europa y otros importadores de energía.
El punto crucial por el cual los aliados occidentales tienen tanta ventaja se reduce a la realidad del sistema financiero moderno: a pesar de que el banco central de Rusia es dueña de los activos, no los controla.
Como explicó Bernstam, el Banco de Rusia tiene alrededor de 640,000 millones de dólares en reservas de divisas en papel, o más bien, en depósitos electrónicos. Pero una gran parte de ese dinero no se halla en bóvedas ni en instituciones financieras rusas. Más bien, se guarda en bancos centrales y comerciales en Nueva York, Londres, Berlín, París, Tokio y en otros lugares del mundo .