Pareciera que fue ayer cuando observábamos en el año 2015 la llegada al poder en el Estado de México de 83 alcaldes del PRI, 18 del PAN, 16 del PRD, 3 del PT y un representante por Nueva Alianza, Movimiento Ciudadano y Morena respectivamente. Su arribo al gobierno daba continuidad a diversos proyectos cobijados por el presidente de la república, Enrique Peña Nieto y garantizaba tres años más de trabajo para muchos que colaboraron en la campaña del 2012.
Los resultados obtenidos en el presente año por el Partido Revolucionario Institucional y por la mayoría de las fuerzas políticas cambiaron radicalmente la historia y desafortunadamente muchos de los que ya se habían acostumbrado a vivir del erario han comenzado a temblar porque su futuro es incierto.
Para la mayoría era muy cómodo coexistir como reyes, con horarios de trabajo hechos a su antojo, privilegios fuera de la realidad, sueldos exorbitantes e inclusive nadie se preocupaba por cubrir gastos personales que incluían vehículos, alimentos, combustibles, festejos y hasta la educación de sus hijos.
Ahora los equipos de transición han aparecido para auditar los resultados de las administraciones salientes haciendo evidentes los excesos de quienes tienen prácticamente un pie en la puerta, además de demostrar que los avances en materia de obras, programas y acciones son deficientes o prácticamente nulos. Cualquier partido hubiera hecho lo mismo; revisar minuciosamente lo que su opositor hizo para desprestigiar su imagen y convertirse en el gran mesías.
Por encima de todo existen circunstancias y escenarios que difícilmente se repetirán; nada está escrito, por eso también es una extraordinaria oportunidad para corregir los errores y retomar el camino. No se puede despedir a todos y tampoco es sano deshacerse de elementos útiles para el funcionamiento del Estado en cuyas liquidaciones recaerían miles de millones de pesos. Quienes continúen en las administraciones, al igual que los que llegan tendrán que alinearse y olvidar el protagonismo que los ha caracterizado.
Los ajustes y recortes presupuestales deben ser firmes si los nuevos presidentes municipales pretenden mantenerse en el poder durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador. Será necesario demostrar soluciones contundentes a las necesidades y rezagos que enfrentan los 125 municipios. A todos los presidentes municipales sólo les resta concluir el año con resultados verdaderos y con la visión de entregar cuentas claras a la ciudadanía.
¿Realmente los nuevos alcaldes estarán dispuestos despedir y realizar los ajustes de personal que respaldaron durante sus campañas?
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